Nueve penaltis en contra. Y ya no hablamos de casualidad ni de mala suerte, esto empieza a oler a algo más profundo. He de decir que si al Córdoba le pitan a favor el polémico penalti en el Ciutat de València, nadie se rasga las vestiduras, porque sí lo es. Pero, ¿cuántas jugadas como esta quedan en el aire semana tras semana? La diferencia es que al Córdoba siempre le cae la losa. El respeto se gana, sí, pero no debería mendigarse.
El VAR corrigió al árbitro, y eso también es un problema. No porque la tecnología no tenga razón, sino porque su uso se ha convertido en un arma imprevisible. A veces interviene; pero en otras ocasiones, deja pasar lo que debería ser evidente. No se puede permitir que la balanza siempre caiga del mismo lado, porque cuando sucede una, dos y nueve veces, uno empieza a preguntarse si realmente el Córdoba juega con las mismas cartas que los demás.
Lo del Córdoba frente al Levante fue, por fin, una buena noticia. El golazo de Théo Zidane y el de Jacobo, desde los once metros, hicieron justicia, y ese punto final tiene que servir como un recordatorio de que, fuera de casa, aunque nos cueste, se puede ganar.
Ahora toca mirar al Eibar, un duelo que se presenta como el más importante de la temporada. Porque este empate solo tendrá valor si el martes, en casa, el equipo confirma la mejoría con una victoria. El Arcángel será clave, como siempre, donde el Córdoba tiene que volver a demostrar que, cuando la grada y el equipo se fusionan, nuestro equipo se vuelve invencible.
¡Asi que a creer, que queda mucha tela por cortar!