El cordobesismo no puede evitar hoy estar con la sonrisa de quien siente que algo grande está pasando. Por fin, tras once jornadas, el Córdoba CF ha logrado esa victoria fuera de casa que tanto nos costaba imaginar. Y qué lugar para conseguirla: el Carlos Tartiere, un estadio que respira historia y que vio cómo nuestro equipo desbordó carácter, eficacia y, por qué no decirlo, un fútbol valiente y efectivo.
Esta victoria, amigos, no es un triunfo cualquiera. Es la recompensa a meses de trabajo, y a un equipo que, en los momentos más complicados, ha sabido mirar hacia adelante. No sé vosotros, pero siento que este 2024, que ya de por sí será recordado como el año del regreso a Segunda División, ahora lleva otro sello imborrable: el de la resiliencia.
Con el inicio fulgurante de un Obolskii que se estrenó como goleador. Con un Álex Sala donde sus asistencias son auténticos caramelos, y esta noche se convirtió en un arquitecto del balón parado. Con un Adilson que, ya lo veníamos apuntando, este chico nos tiene muy buenas tardes guardadas, y como no, un Théo Zidane que heló al Carlos Tartiere y llenó de esperanza a los nuestros.
Sin embargo, no todo fue fácil. En la segunda mitad, el Oviedo se lanzó con todo, como era de esperar. Hubo nervios, momentos de duda, pero también un Córdoba que supo sufrir y que resistió con la fortaleza de quien no está dispuesto a dejar escapar lo que tanto le ha costado construir. Fue ahí cuando vi un equipo que ha crecido, que ya no se derrumba en los minutos finales y que sabe cerrar partidos como visitante.
¿Puede ser esta victoria un cambio de tendencia? Pues me atrevo a decir que sí. Los números hablan por sí solos: 10 de los últimos 12 puntos en juego. Pero más allá de las cifras, lo que me ilusiona es la sensación de equipo, de un Córdoba que entiende sus fortalezas y las utiliza a su favor. Porque ganar en un estadio como el del Oviedo, ante un equipo que pelea por estar arriba, no es cuestión de suerte.
El Córdoba se marcha de vacaciones en la zona media de la tabla, con el descenso a siete puntos y con un ánimo renovado. Ahora toca disfrutar, descansar y prepararse para una segunda vuelta que promete ser emocionante.
Brindo, desde aquí, por este cierre de año. Que estas fiestas sean un momento para recargar fuerzas, porque el 2025 está a la vuelta de la esquina y estoy convencido de que nos traerá más alegrías. ¿Quién dice que no podemos soñar? Por lo que vimos esta noche, yo diría que soñar está más que permitido.
Feliz Navidad a toda la familia blanquiverde.