En un mundo donde la música en directo (sobre todo el flamenco) parece estar relegada a la nostalgia, «Somos Música» emerge como un oasis de arte, emoción y autenticidad. Este programa, liderado por el genial Manu Sánchez y su productora 16 Escalones, es mucho más que un espectáculo; es una declaración de amor a la cultura andaluza. La presencia de artistas como Miguel Poveda, referente indiscutible del flamenco, amplifica el mensaje de conexión y pasión que define este espacio único. Manu, quien se define como «payaso» con una humildad desarmante, tiene un don único para contar historias. Su capacidad para transmitir y emocionar, siempre con su andalucismo por bandera, convierte cada emisión en una experiencia mágica.
Como andaluz, siento un profundo orgullo al ver cómo este programa rinde homenaje a nuestras raíces, al talento de nuestra tierra y a esos artistas que, como Miguel Poveda, logran tocar las fibras más sensibles de nuestra alma, ya sea desde el flamenco o desde la copla. Porque sí, «Somos Música» es mucho más que un programa: es un lugar donde la cultura, la pasión y la emoción se encuentran para hacernos vibrar.
Esta entrada está inspirada en el emotivo programa de Canal Sur «Somos música», emitido el sábado 4 de enero de 2025. Una velada inolvidable presentada por Toñi Moreno, Nya de la Rubia y El Comandante Lara, donde Miguel Poveda nos regaló un recorrido por su vida, su arte y su alma flamenca.
La magia de Miguel Poveda
De Miguel Poveda puedo decir lo siguiente: me encanta cómo se emociona con lo simple, y eso es algo muy difícil de encontrar. Ahí ya me tenía ganado. He empatizado profundamente con esa capacidad que tiene para dejar que las lágrimas recorran su rostro, mostrando una sensibilidad que conecta con cualquiera que lo escuche o lo observe.
Como gran apasionado de la música en general, y del flamenco en particular, Miguel Poveda ya estaba entre mis artistas preferidos. Sin embargo, hay algo especial en conocer a un artista más allá de su profesión. Muchas veces, en las distancias cortas, algunos pierden parte de su magia, pero este no es el caso. Tener a Miguel Poveda «sentado en el salón de casa» gracias a «Somos Música» ha sido como compartir una velada con un amigo de toda la vida. Su naturalidad, su forma relajada y abierta de enfrentarse al momento, y su autenticidad más allá de la música, han sido para mí una auténtica explosión emocional.
Esta experiencia no solo me ha emocionado profundamente, sino que me ha llenado de energía y de inspiración para todo el 2025. Por diferentes motivos, nunca he asistido a un concierto suyo, pero después de esta vivencia, me lo apunto en mi lista de pendientes. ¡Es un deber ineludible!
Un niño de Badalona con el alma en Andalucía
Miguel Poveda nació y creció en Badalona, pero su hogar siempre estuvo lleno de ecos andaluces, de flamenco. Hijo de emigrantes, su madre y sus vecinos le transmitieron las raíces de una cultura que, aunque lejana, siempre se sintió cercana.
El flamenco desde el tocadiscos
Fue en el tocadiscos familiar donde Miguel comenzó a forjar su relación con el flamenco. Allí descubrió a voces inmortales como Marifé de Triana, Rocío Jurado, Bambino y Rafael Farina. Esos discos no eran solo música; eran puentes hacia un mundo que lo invitaba a soñar y a encontrar su voz.
El flamenco como verdad y lenguaje universal
Fosforito y Miguel Poveda: un vínculo de admiración y verdad
Si hay algo que define a Miguel Poveda es su respeto y profunda admiración hacia las grandes figuras del flamenco, esas leyendas que han forjado el arte jondo con su talento y autenticidad. Entre ellas, destaca la figura de Fosforito, uno de los cinco artistas que ostentan la Llave de Oro del Cante, y a quien Poveda idolatra no solo por su legado artístico, sino también por su humanidad y sabiduría.
Las palabras de Fosforito que emocionan
Cuando Fosforito habla de Miguel, lo hace desde la complicidad de quien conoce el sacrificio y la entrega que exige el flamenco. En una reflexión cargada de poesía y verdad, el maestro destacó:
«La música de los flamencos es curativa, medicina del alma que serena nuestro espíritu, que nos hace sentir que conectamos con el público de cualquier concierto, provoca que nos miremos a los ojos y nos veamos el alma. Miguel es un cantaor jondo que le duele el cante, y él sabe que sin dar el corazón, no hay jondura. Sabe que cantar no es cantar correctamente flamenco, sino mirarse dentro y dejar que hablen las entrañas.»
Estas palabras, llenas de admiración, emocionaron profundamente a Poveda, quien ve en Fosforito no solo a un referente, sino también a un padre artístico. «Es un papá», llegó a decir Miguel, visiblemente conmovido.
El legado flamenco: la esencia de Fosforito
Para Miguel, Fosforito representa la esencia del flamenco: la capacidad de expresar las emociones más hondas y de transmitir verdades universales a través del cante. Su elogio no es simplemente un halago, sino una reafirmación de lo que Poveda lleva años construyendo: un estilo único, basado en la autenticidad y en el compromiso de cantar con el alma desnuda.
La relación entre ambos es mucho más que un vínculo entre maestro y discípulo; es un testimonio de cómo el flamenco trasciende generaciones, uniendo a quienes comparten el mismo amor por esta música que, como bien dice Fosforito, cura y transforma.
La autenticidad de Miguel Poveda
En una profesión donde a menudo prima el espectáculo sobre la verdad, Miguel Poveda ha encontrado en palabras como las de Fosforito la validación de un camino basado en la entrega absoluta. Por eso, no es de extrañar que el maestro también lo definiera como un «Divo solitario», reconociendo su capacidad para emocionar desde lo más íntimo y personal, sin necesidad de artificios.
Para quienes aman el flamenco, ver a Miguel recibir este reconocimiento por parte de uno de los grandes es un recordatorio de que, cuando el arte es verdadero, trasciende las barreras del tiempo y el espacio, conectándonos con lo más profundo de nuestra esencia.
Desde Paco de Lucía hasta Enrique Morente, pasando por Fosforito, los grandes nombres del flamenco han sido pilares en la carrera de Poveda. Cada uno le enseñó algo único, pero todos coincidieron en una cosa: Miguel es una de las voces más emocionantes y auténticas que ha dado este arte.
Federico García Lorca: la brújula de su arte
Un descubrimiento que cambió su vida
«Federico es mi Dios», afirma Miguel Poveda con absoluta devoción. Desde que descubrió la obra del poeta granadino, su vida y su música dieron un giro radical. La poesía de Lorca no solo lo inspiró, sino que le dio un propósito: unir su lenguaje flamenco con la profundidad de la palabra escrita.
Una conexión que va más allá de lo artístico
Para Poveda, Lorca no es solo un referente literario, sino una presencia constante en su vida. «Lo amo como si lo hubiera conocido», asegura. Este vínculo trasciende lo artístico: se trata de un sentimiento de identificación con los valores del poeta, su amor por los desfavorecidos y su defensa de la justicia y la igualdad.
Un legado eterno en su obra
Miguel no solo canta a Lorca; lo vive. Desde discos completamente dedicados a su poesía hasta recitales emocionantes donde recita y canta sus versos, Poveda ha hecho de Federico una brújula que lo guía. Una de sus interpretaciones más destacadas es “La caña”, un palo flamenco al que decidió añadirle versos del poeta, creando una obra que es puro sentimiento.
Andalucía: un destino emocional
La tierra donde encontró su raíz
Aunque nacido en Cataluña, Poveda siempre sintió que su lugar estaba en Andalucía. Fue allí donde decidió trasladarse, impulsado por la necesidad de conectar con las raíces del flamenco. Esta tierra no solo le ofreció inspiración, sino también refugio.
La Medalla de Andalucía: un momento imborrable
Recibir la Medalla de Andalucía fue para Miguel un abrazo colectivo de una tierra que lo aceptó como a un hijo propio. Este reconocimiento llegó pocos días después de perder a su padre, haciendo del momento algo aún más significativo. Para Poveda, este galardón no era solo suyo: pertenecía a todos los andaluces que, como sus padres, emigraron en busca de una vida mejor.
Diversidad, libertad y compromiso
Una vida diversa
Miguel lleva tatuada la palabra «Diverso», un manifiesto de su vida y su arte. A través de su música, defiende la libertad de ser uno mismo, sin etiquetas ni limitaciones. En sus propias palabras, «soy de todo»: un catalán de nacimiento con alma andaluza y un corazón que late por el mundo entero.
Un padre enamorado de la vida
Su hijo, su mayor inspiración
La llegada de su hijo transformó completamente la vida de Miguel. Para él, ser padre es su mayor logro y su mayor alegría. Cada conversación, cada gesto de su pequeño, es un recordatorio de lo que realmente importa. «Mi hijo me ha enseñado a mirar la vida con otros ojos», confiesa.
Un compromiso con el futuro
La canción «Padre», de Joan Manuel Serrat, refleja el deseo de Miguel de construir un mundo mejor para las nuevas generaciones. Consciente de la responsabilidad que implica ser padre, Poveda canta no solo para su hijo, sino para todos los niños que heredarán el mundo.
Miguel Poveda: la emoción hecha arte
Hablar de Miguel Poveda es hablar de autenticidad, sensibilidad y pasión. Cada vez que sube a un escenario o se sienta frente a una cámara, nos regala mucho más que música. Nos entrega su alma. Con su amor por Lorca como faro, su conexión con el flamenco como raíz y su compromiso con la diversidad como bandera, Miguel Poveda es, sin duda, un artista que emociona desde lo más profundo.
Cada canción de esta playlist representa una historia, un sentimiento y una conexión especial con el flamenco y la música andaluza. Esta selección no solo incluye todas las canciones que sonaron durante el programa, sino que ha sido creada por el propio Miguel Poveda como reflejo de las melodías más importantes de su vida.
Desde los ecos de las raíces más jondas hasta los matices de la experimentación contemporánea, esta lista captura la esencia de un artista que vive y respira música. Te invito a escucharla y dejarte llevar por cada melodía. En este viaje, descubrirás cómo la música puede sanar, emocionar y unir almas, justo como decía Fosforito: «La música de los flamencos es curativa, medicina del alma»