El Arcángel vio dos versiones de este Córdoba CF: una primera mitad desconcertante y una segunda mitad, que dejó destellos de lo que puede ser este equipo cuando cada pieza está en su sitio.
La vuelta de Adilson en la banda izquierda trajo esa chispa que tanto echamos de menos. Con él, el Córdoba recuperó una intensidad que hasta hace poco parecía perdida, y junto a Carracedo y Albarrán por la derecha, formaron un tándem que no paró de buscar el gol.
Theo Zidane se mostró como un revulsivo. Carlos Marín, pese a los dos goles recibidos, fue clave para evitar que el Castellón sentenciara antes del descanso.
Y Antonio Casas, incansable, sigue acumulando goles y miradas de equipos de superior categoría.
Ahora toca de nuevo fuera de casa, y nos vuelve a venir esa incógnita peligrosa que nos acompaña cada semana: ¿Qué Córdoba veremos en Cádiz?
Este equipo tiene calidad, pero la realidad es que necesitamos ese golpe en la mesa para no quedarnos colgados en la clasificación, sobre todo con el calendario que se nos llega: Zaragoza, Almería, Sporting de Gijón… Este es el momento de dar el do de pecho y demostrar que el Córdoba puede ser fuerte en cualquier campo.
El Arcángel nunca falla, pero fuera de casa hace falta algo más que apoyo; hace falta convicción.