No hay duda de que El Arcángel mantiene al Córdoba a salvo. En casa somos otros, y una vez más, el equipo volvió a cumplir con su ritual de ganar. El rival de turno, el Cartagena, no fue capaz de aguantar al equipo blanquiverde y se notó desde el primer minuto quién era el dueño del partido. Y ojo, que no fue una victoria sufrida, sino merecida.
Jacobo demostró por qué tiene que ser titular siempre. Lo de Carracedo y Albarrán por la derecha es puro espectáculo. Carracedo está en un estado de forma magnífico, y Albarrán lo complementa a la perfección.
Pero aquí es donde entra el debate: ¿es suficiente con ganar solo en casa? Porque fuera de El Arcángel la cosa cambia, y mucho. No podemos vivir siempre de la seguridad de nuestro estadio.
No puedo dejar de mencionar a Álex Salas, quien ya es el primer jugador apercibido del equipo. Aunque no me sorprende en absoluto. Hace faltas muy innecesarias. Si sigue así, nos puede costar caro en momentos cruciales. Y aunque esta semana perdonamos el fallo de Carlos Marín bajo los palos (porque, admitámoslo, nos ha salvado en más de una ocasión), es una advertencia de que hay que mantener la concentración los 90 minutos.
Y Calderón… bueno, parece que alguien le ha leído la cartilla. Porque ya no hay que hablar de él en clave negativa, al menos no en los últimos partidos. Una grata sorpresa, la verdad.
El próximo reto en El Sardinero frente al Racing de Santander será un verdadero termómetro para medir si este equipo puede aspirar a algo más. Es hora de dar un golpe sobre la mesa también fuera de casa. No podemos seguir viviendo solo de lo que hacemos en El Arcángel. Si el Córdoba quiere ser algo más que un equipo de local, necesita empezar a ganar en cualquier terreno, y el miércoles para celebrar la festividad de San Rafael, puede ser un gran día.